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Ataques violentos
Esos dos lugares en la sierra peruana tienen como característica común que son rutas utilizadas por los narcotraficantes para sacar droga del VRAE (Valle del Río Apurímac Ene) y para introducir insumos químicos. Aunque Tayacaja es también una zona donde transitan los remanentes de Sendero Luminoso del grupo comandado por “Alipio” y José”. Es muy probable que ambos ataques hayan sido propiciados por el narcotráfico. |
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En el caso del ataque del jueves 1 de noviembre a la comisaría de Ocobamba, hay pocas dudas. El grupo armado se dirigió a los policías por su nombre y dijeron claramente que su objetivo era el teniente Héctor Zegarra, al que acusaban de “ladrón” y les pedían que “devolviera” lo que les había quitado.
Estas versiones han sido negadas por los familiares, que aseguran que fue una represalia del narcotráfico por una reciente incautación de más de 80 kilos de pasta básica de cocaína. Ellos agregan que el teniente Zegarra había pedido su cambio porque estaba amenazado y que eso había sido advertido a sus superiores. En cualquier caso, está claro que el ataque y el asesinato lo perpetraron los narcotraficantes. Un dato significativo es que estaban acompañados por varias decenas de pobladores de comunidades aledañas. Y es que los narcotraficantes contratan a los pobladores de la zona como “mochileros”, para transportar la droga desde el VRAE y para trasladar insumos químicos hacia el VRAE. Ese y otros ingresos monetarios que propicia el narcotráfico, han provocado que obtengan una importante base social en la zona. Otro elemento que demuestra que fueron narcotraficantes y no senderistas, es que no hubo ni proclamas, ni pintas, ni volantes, como acostumbran a hacer en sus incursiones. Este ataque es una novedad y muestra la agresividad y el poder que han adquirido los narcotraficantes en el VRAE y en las rutas de tránsito de la droga. La emboscada en Tayacaja, donde murieron cuatro policías, probablemente también sea una represalia del narcotráfico, esta vez en respuesta a la muerte de dos “mochileros” a manos del Ejército el domingo 28 de octubre, en esa provincia. (Ver Reporte Quincenal Nº 8). En aquella ocasión el Ejército emboscó a una caravana de “mochileros” y mató a dos de ellos. Se sabe que los narcotraficantes de la “firma” dueña de la droga que transportaban había prometido vengarse. La hipótesis probable es que como no pudieron hacerlo con el Ejército -más numeroso, mejor armado y más cuidadoso en sus desplazamientos-, atacaron a la policía. Eso ha ocurrido en anteriores oportunidades. Por ejemplo, la emboscada en Machente (VRAE) donde murieron 5 policías y tres civiles, el 16 de diciembre de 2006, fue represalia por un decomiso de droga que habían realizado policías de San Francisco. En el caso de la emboscada de Tayacaja, no está claro si los atacantes fueron narcotraficantes o senderistas actuando como sicarios el narcotráfico. Pero de lo que no cabe duda es que el narcotráfico se ha enseñoreado de amplias zonas del país y que cada vez está actuando con mayor violencia y agresividad. Lo que enseñan las experiencias de otros países de la región, es que si no se le detiene a tiempo, la violencia y la corrupción que propician el narcotráfico, se extiende a todo el país y todos los estamentos de la sociedad, volviéndose incontrolable. Es de esperar que el gobierno reaccione está vez, recuperando el control del Estado sobre las zonas de producción y tránsito de la droga, y atacando a las bandas de narcotraficantes que propician la violencia. |
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