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Lo que paso y lo que viene
Una movilización mediana en Lima y un paro raleado en el Cusco fue lo más significativo que pudo exhibir la Confederación General de Trabajadores el Perú (CGTP), como producto de su “jornada de lucha” del jueves 8. A diferencia de julio de este año, cuando pudo catalizar un conjunto de protestas alrededor de la fecha que ellos fijaron, y con el SUTEP en huelga nacional, esta vez el ambiente era mucho menos propicio. |
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Las dos supuestas huelgas nacionales que podían servir de soporte a la “jornada” del 8, la cocalera y la minera, tampoco tuvieron acogida. Los profesores universitarios y los médicos no aportaron mucho al ambiente de protesta que pretendía propiciar la CGTP, pues sus movilizaciones fueron débiles.
En suma, la “jornada nacional” resultó un revés para sus promotores y una victoria para el gobierno, que criticó fuertemente a los organizadores en los días previos. Eso probablemente influyó en la mejora de la popularidad del presiente Alan García y el gobierno. (Ver encuesta PUCP). Los movimientos que se pueden producir en las próximas semanas son regionales y locales. Los “frentes de defensa” de departamentos del oriente (Ucayali, Loreto) están tratando de reanimar el asunto de las exoneraciones. En Juliaca se prepara un paro para el martes 20 por una disputa por la sede de la Zona Económica Especial de Puno (ZEEDEPUNO). En Cajamarca los antimineros siguen activos tratando de perjudicar varios proyectos, aunque se trata de movimientos locales y focalizados, pero que tienen un fluido intercambio de información y experiencias. Lo más preocupante la última quincena son los ataques a la comisaría de Ocobamba (Apurímac) y a un grupo policial en Tayacaja (Huancavelica) que han cobrado cinco vidas y varios heridos. Aunque el gobierno ha utilizado siempre el ambiguo término de “narcoterroristas”, todo indica que se trata de ataques propiciados y financiados por el narcotráfico. En el caso de Tayacaja, eventualmente podría tratarse de senderistas que actúan como sicarios del narcotráfico. Pero el problema fundamental es que las “firmas” se han apoderado del VRAE (Valle del Río Apurímac Ene), el principal centro productor de droga del país, y están extendiendo su dominio a las rutas de acceso, donde han ocurrido los ataques mencionados. Los narcotraficantes se muestran cada vez más agresivos y violentos. Eso se explica por la indolencia del Estado para responder a sus ataques. Como siempre ocurre en estos casos, se ha producido una discusión bizantina sobre un supuesto “rebrote” de Sendero Luminoso (SL). Ese es un debate que se ha producido decenas de veces en los últimos años, pero el hecho concreto es que los grupos armados de SL ni crecen ni se expanden, y se han convertido en bandas al servicio del narcotráfico. El problema preocupante, la verdadera amenaza es el narcotráfico, que tiene un enorme poder corruptor y que puede producir niveles extensos e inusitados de violencia. Habrá que ver si esta vez se produce una respuesta enérgica del gobierno. |
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