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Oyón: la ira popular
El pasado mes de abril, el consejo provincial de Oyón (Lima) había acordado sancionar al entonces alcalde Manuel Delgado (Apra) por la gran cantidad de inasistencias que tenía a las sesiones. Ciertamente, a ello contribuyó el descontento de la población que lo acusaba de no haber ejecutado las obras prometidas e incluso de haber cometido actos irregulares. Sin embargo, el Jurado Nacional de Elecciones (JNE) determinó que el acuerdo no tenía validez pues fue tomado sin el quórum respectivo. |
En agosto, Delgado retornó al municipio y se reunió con la población. Tras un diálogo, firmó un acta donde se comprometía a trabajar con el pueblo y despedir malos funcionarios. De acuerdo al sentir de la población, Delgado no cumplió con lo acordado.
Así, el domingo 28 de setiembre –sin la presencia de Delgado- los pobladores decidieron que el mencionado funcionario no debía volver ocupar su cargo. En consecuencia, llegaron hasta el local municipal y cerraron sus puertas con candado. La madrugada del jueves 2 de octubre, Delgado reingresó al municipio resguardado por 150 efectivos policiales llegados desde Lima y Huacho. Aunque el alcalde señaló que sólo quiso retomar su cargo, los pobladores lo acusaron de haber sustraído documentación que lo incriminaría en hechos irregulares. Entonces, descubierto por los pobladores, se inició una trifulca entre éstos y la Policía. Luego, Delgado y efectivos policiales emprendieron fuga en dos camionetas policiales que fueron finalmente interceptadas. Hubo un enfrentamiento que dejó como saldo ambas camionetas incendiadas y varios heridos. Con la llegada de más pobladores, pronto los efectivos policiales se vieron largamente sobrepasados en número. La turba exigió la entrega del alcalde. El coronel al mando de la tropa, encargado de la seguridad del alcalde, cedió a la presión y se lo entregó a la turba. Los pobladores llevaron a Delgado a la Plaza de Armas, donde en medio de arengas que inclusive habrían pedido el linchamiento del funcionario, fue obligado a firmar un acta donde renunciaba por “voluntad propia”. Además, convocó a una sesión pública del consejo, en la que los regidores acordaron por unanimidad pedir la vacancia del burgomaestre ante el JNE. Recién en horas de la tarde, Delgado fue liberado. Los pobladores señalan que ahora todo depende del JNE, pero han dejado en claro que no van a aceptar que Delgado –quien fue elegido representando al partido aprista- retorne. Mientras tanto, el gobierno regional de Lima viene reuniéndose con autoridades y representantes de Oyón a fin de poder solucionar el vacío de poder, hasta que el JNE se pronuncie. Más allá del tema electoral y de la poca representatividad de algunos alcaldes, preocupa que la capacidad de garantizar el orden por parte de la Policía se vea desbordada cada vez con más frecuencia. Ello alimenta el desprestigio policial y la falta de respeto a esta institución, lo que a su vez posibilita que ocurran nuevos actos similares al de Oyón.
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