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San Ignacio: ataque a policias cuestionados

La noche del miércoles 3 de setiembre, cientos de pobladores de la provincia de San Ignacio (Cajamarca) atacaron la comisaría local en protesta por presuntos abusos de la Policía en contra de los mototaxistas.

Todo se inició horas antes, cuando efectivos policiales realizaron un operativo y decomisaron varios mototaxis. Según denuncian los pobladores, los policías vienen extorsionando sistemáticamente a los dueños de estas unidades, interviniéndolos sin causa alguna, solo para exigirles dinero (50 soles) a cambio de no decomisar sus mototaxis.

Así, los propietarios de las unidades, más pobladores que se les adhirieron, llegaron hasta la comisaría y la atacaron con piedras y palos. Además, quemaron dos patrulleros y dos motos. Cuando los protestantes quisieron tomar la comisaría, los 20 policías que se habían refugiado en su interior se defendieron lanzando gases lacrimógenos y disparos al aire.

Según se ha informado, uno de estos disparos impactó en Wudiar Velásquez, quien fue evacuado a un centro de salud cercano.

Los manifestantes también exigían la destitución de los policías a quienes acusaban de extorsión. En particular, demandaban la salida del comandante, Jorge Velezmoro Ruiz, por considerarlo el principal responsable de la actuación de sus subalternos.

Horas después de lo sucedido, el general Víctor Ordinola, jefe de la Segunda Dirección Territorial de la Policía Nacional, en Chiclayo, informó que tanto el comandante mencionado como los 20 policías de la comisaría fueron relevados de sus cargos, “mientras concluyan las investigaciones”. En su defensa, el comandante removido dijo que en ningún momento se cobro cupos o se extorsionó a los mototaxistas.

En todo caso, sean ciertas o no las acusaciones, la verdad es que este tipo de hechos deja ver la gravedad de la crisis por la que atraviesa la autoridad policial. Así como lo sucedido en Moquegua y en Huamachuco, el incidente en San Ignacio evidencia que la población le va perdiendo respeto a la Policía Nacional, lo que pone en entredicho su capacidad disuasiva y la posibilidad de controlar actos violentos. En ocasiones como esta, por el contrario, parece provocarlos.

En la antesala de una próxima jornada nacional de lucha este próximo 7 de octubre, y con los numerosos conflictos que surgen en el país, preocupa que la Policía Nacional se vea muchas veces desbordada en su tarea de resguardar el orden interno.